jueves, 23 de febrero de 2012

Encinas y el Gran Noroñas

Comenzaré con la cita parafraseada de un clásico: “¡¿Qué-le-pasó-a-Encinas?!” (saludos a Christian Martinoli, aunque no tengo el gusto de conocerlo). Es que nada más no entiendo. ¿Cómo es posible que un personaje con los talentos, la inteligencia, la congruencia y el nivel ideológico de Alejandro Encinas haya decidido vender su alma al Peje y echar por la borda una carrera política impecable? ¿Cómo explicar que este hombre de bien sea hoy por hoy el abanderado de bejaranistas, expriistas y lúmpenes ultramafiosos dizque de izquierda que los acompañan?
  No digo que el maese Encinas se ponga al servicio de los Chuchos, pero siento que su personalidad y prestigio estarían mucho más acordes con gente de tendencias realmente progresistas y democráticas, con una línea de gauche moderna y dialogante, y no con una runfla bárbara y variopinta que ha cambiado las ideas por las consignas y que dice representar al “pueblo”, cualquier cosa que eso signifique.
  Entiendo, por ejemplo, que Gerardo Fernández Noroña renuncie a su militancia perredista (¿en un acto de congruencia o algo se trae entre manos el Gran Noroñas?). El tipo ya nada tenía que hacer ahí y lo sabía perfectamente. Como bien dice mi querido amigo Jairo, se extrañarán sus humoradas y buenas puntadas, pero seguro encontrará asilo en el PT, en Convergencia o, ya de perdis, en el teatro Blanquita.
  Sin embargo, me inquieta que Encinas haya decidido quedarse en el PRD, no como un dirigente que sume esfuerzos en pro de verdaderos avances democrátizantes, sino como una cuña lopezobradorista cuya función sea la de obstaculizar, la de estorbar, la de chingar, pues. Esa es mi percepción y me parece doloroso que don Alejandro se preste a seguir siendo el patiño de AMLO a costa de sí mismo.
  Cuando cada vez más perredistas se deslindan de los delirios egocentristas del líder iluminado, del presi legítimo, resulta incomprensible que Alejandro Encinas permanezca ahí, en la boca de un lobo que no se tentará el corazón si en algún momento considera necesario morderlo y devorarlo.
  Ay, don Alex.

(Publicado en Milenio Diario el 29 de noviembre de 2008)
  

domingo, 12 de junio de 2011

Carta de J. L. Borgues*


(Nota previa: La presente carta llegó a nuestras manos y nos pareció pertinente publicarla).

Estimado Señor Presidente: Me es muy grato escribirle para felicitarlo hoy que su gobierno cumple su primer año de existencia. Yo sé que ha sido usted muy criticado, sobre todo por gente amargada y mal intencionada que no lo comprende o no quiere comprenderlo. En cuanto a mi humilde persona, no tengo más que agradecimientos y buenos sentimientos hacia usted, ya que su sola palabra hizo que mi nombre pasara del anonimato a la fama y que hoy día, varias editoriales me hayan hecho llegar ofertas para editar mis libros.
Todavía no entiendo cómo es que algunos dizque exquisitos lo critican porque en España usted supuestamente confundió a Jorge Luis Borges conmigo, José Luis Borgues, nativo de Tuxpan, Nayarit. No es cierto lo que esa gentuza dice. No hubo error alguno en la mención. Yo existo. Soy un literato mexicano y me honra que mi presidente me haya nombrado ante un foro tan importante,
Para quienes no me conocen, diré que nací en 1947, en mi muy querida ciudad tuxpaneca, y que desde chiquillo me gustó la lectura. Como en Tuxpan no había librerías ni mi familia era muy dada a la literatura, mis primeras lecturas las hice con el padre Toño, de la parroquia que estaba cerquita de mi casa. Leí muchas vidas de santos e historias de la Cristiada. Como siempre he sido muy piadoso, me dio por escribir poemas religiosos como uno que se llamaba "Virgen que te quiero virgen", el cual, contra lo que pudiera pensarse, no se refiere a la Santísima Virgen María sino a una de mis hermanas, quien a los quince años se dio al camino de la perdición y quedó embarazada por un policía del municipio.
Estudié preparatoria en Tepic y la carrera de Leyes en la Universidad Autónoma de Guadalajara (soy teco y qué), por lo que no quedará duda de mis ideas y creencias. Fue por ese tiempo que escribí mi primera novela: Por qué no soy comunista (Editorial Jux, 1968), en la cual el personaje principal lucha contra las ideas exóticas que se querían implantar en nuestro país por esas épocas. Otras de mis obras que seguramente usted conoce son Mi Lucha (homenaje a la cantante vernácula Lucha Villa) y El muro (que nada tiene que ver con el tal Jean Paul Sartre -¡Dios me libre!- y es una defensa de aquella organización anticomunista a la que me honra haber pertenecido).
No quiero quitarle más de su valioso tiempo, señor presidente, Le reiteró mi felicitación más calurosa por este primer año de logros innegables y le aconsejo que cada vez que lo tilden de ignorante, les diga que peor está Tony Blair, a quien en Gran Bretaña no bajan de burro por su mala ortografía (escribe "toomorrow" en lugar de "tomorrow").
Muchos días de éstos.

*Publicado en Milenio Diario el 1 de diciembre de 2001

sábado, 12 de marzo de 2011

Entre Juanito y Josmar


En México, la cosecha de humorismo nunca se acaba. Llevamos varias semanas con Juanito como protagonista principal de la gran carpa políticómica nacional, cuando de pronto aparece en escena un nuevo bufonazo, de origen celestial y boliviano (dije boliviano, no bolivariano, para que no piensen que me refiero a ese otro gran histrión fársico que es mi tocayo –chale– Hugo Chávez), quien se aventó la puntada de secuestrar a un avión de Aeroméxico con no más armas que una Biblia y dos latas de jugo de frutas.
En la tele y diversos medios se desgarran las vestiduras frente a este “acto de terrorismo”, cuando a mi modo de ver fue nada más que un performance genial y psicodélico que nos trajo un poco de distracción en estos momentos de tantas malas noticias (bueno, el resurgimiento de la selección nacional, de la mano del Vasco y el Cuauh, también ha servido para alivianarnos –enajenarnos, dicen los radicales de gauche– un poco).
Pero volvamos con Josmar Flores, pastor evangélico que ni pintado para que ipso facto lo contraten en Pare de sufrir, 12 corazones o el nuevo talk show del presidente Calderón. “Fueron tres los secuestradores del avión: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”, dijo el religioso, en una declaración de antología que debe incluirse en los libros de texto gratuito, para fomentar el sentido del humor entre los estudiantes mexicanos.
Hay algunos malpensados, como lo leí en twitter, que andan diciendo que fue la empresa Jumex la que organizó todo el numerito, como parte de una campaña publicitaria, ya que Josmar llevaba con él dos latas de jugo de esa marca, pero no creo que tengan tanta imaginación.
Lo que sí espero con toda el alma (ya que estamos en terrenos místicos) es que Josmar no le robe cámara a nuestro Juanito, sobre todo ahora que las negociaciones con Clara Brugada están en su punto más caliente y que hasta Marcelo Ebrard dijo que hablará con el delegado electo en Iztapalapa para que piense bien las cosas. O sea…, ¡gulp!

(Publicado originalmente en Milenio Diario, el 12 de septiembre de 2009)

sábado, 5 de marzo de 2011

El tabasqueño impasible


Debe haber sido hace unos seis o siete años, no lo recuerdo bien. Había quedado de verme con mi amigo Fedro Carlos Guillén en el Sanborns de Plaza Loreto y llegué un poco antes de las nueve de la mañana, en compañía de Rosa, mi ex mujer. En eso, en la mesa de al lado se sentó un personaje a quien yo había visto en fotos y en algunos noticiarios de la tele. Arribó solo, vestido sencillamente y con discreta actitud. Sin embargo, miraba su reloj con insistencia. Era claro que esperaba a alguien. “¿Ya viste quién es?”, le dije a mi ex. “Sí, López Obrador”. No tengo muy claro si ya en ese tiempo era presidente del PRD, pero Andrés Manuel no llamaba la atención de la gente y al poco rato recibió a la persona que aguardaba y desayunaron tan campantes como cualquier parroquiano. Nunca imaginé en ese momento que, con el transcurrir de unos cuantos años, aquel hombre tranquilo e impasible iba a convertirse en ave de todas las tempestades.
La noche del pasado miércoles, vi la entrevista que Adela Micha le hizo al jefe de gobierno del Distrito Federal. Todo un duelo entre periodista y funcionario. López Obrador sigue manteniendo esa apariencia discreta que le vi aquella mañana de 1997 o 1998, pero hay algo en él que lo desmiente. No sé si es esa sonrisilla irónica (“¿Por qué se ríe?”, le preguntó en algún momento Micha) o la manera como evade algunas preguntas o esa mirada retadora que de repente aparece en sus ojos. El caso es que la personalidad del amo de las encuestas me intriga y no sé si sentir confianza o desconfianza de él.
Alguien que suscita tal división de opiniones me causa desconcierto. Suena trilladísimo, pero a AMLO se le ama o se le odia, se le acepta sin reservas o se le rechaza sin contemplaciones. Despierta ilusiones o despierta miedo. Se rodea de gente respetable, pero también de personajes siniestros e indeseables. El periódico de la izquierda progre lo idoliza y el diario más oficialista lo ataca tiro por viaje. Para unos es Pedro Infante y para otros es Wolf Ruvinskis. Para unos es como las Chivas y para otros como el América.
¿Cómo nos iría con Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de la república? ¿Mejor que con Ernesto Zedillo, peor que con Vicente Fox? ¿Sería como Ricardo Lagos o resultaría un nuevo Hugo Chavez, a quien por cierto también le encanta el beisbol? ¿Vale la pena correr el riesgo? Pues si lo vale o no depende en estos momentos de los poderes legislativo y judicial, aunque el propio AMLO insista en que la decisión sobre su desafuero se encuentra más bien en manos del ejecutivo.
Yo lo único que tengo claro es que nos esperan meses llenos de emociones fuertes y alocado rocanrol. Let’s go!

(Publicado en Milenio Diario el sábado 23 de octubre de 2004)

jueves, 3 de marzo de 2011

Elba Esther es amor



Algún alto grado de cursilería debe haber en quien llama PANAL (Partido Nueva Alianza) a una nueva organización política. La todavía secretaria general del PRI, Elba Esther Gordillo, estructura este panal del cual ella será sin duda la abeja reina y los maestros del SNTE las abejas obreras (por cierto, ¿quiénes serán los zánganos?).
Ahora que la maestra reapareció en México, luego de varios meses de ausencia, más de un alto dirigente priista sintió escalofríos y seguramente la alarma cundió en el Comité Ejecutivo Nacional encabezado por Roberto Madrazo. "¿Por qué no se quedó Elba Esther en su exilio estadounidense?", se preguntarán con cierta inquetud el tabasqueño y sus más cercanos colaboradores. Tan tranquilos que estaban mientras veían cómo los foxistas atacaban sin piedad a Andrés Manuel López Obrador, en tanto ellos sonreían con astucia de chacales, muy escondiditos y en espera de devorar los restos del enfrentamiento. Pero aparece Gordillo y aunque diga que sólo vino para ver a su hija y a su nieto, pocos se lo creen y muy especialmente Bobby y su gang (y peor aún, en vísperas de tres elecciones estatales críticas para el PRI, sobre todo la del estado de Guerrero).
Todavía no entiendo por qué sus propios compañeros le tienen tanto pavor a Elba Esther. Cierto que como dirigente mayor del sindicato de los maestros posee, al menos en apariencia, un poder enorme. Cierto también que la peculiar manera como se ha vuelto íntima de “la pareja presidencial” puede causar escozor. Cierto que uno de sus más cercanos allegados, el ex priista Miguel Ángel Yunes, de pronto se ha convertido en una especie de súper secretario de estado -sin serlo oficialmente- y que ya realiza muchas de la tareas de Santiago Creel y del Bigos Ramón Martín Huerta. Con todo, dudo que la maestra Gordillo, estrella también de las cirugías plásticas extremas, pudiera poner en riesgo los planes madracistas para llegar a la candidatura del PRI a la presidencia de la república.
En alguna entrevista, Elba Esther se definió como una mujer llena de amor. Los priistas deberían aprovechar su sex appeal (tan escaso entre los miembros de ese partido) y utilizarlo como valioso capital político, en lugar de forzarla a irse a otro lado. Es lo mismo que sucede entre el PRD y la siempre horny Chayito Robles, quien con el puro título de su nuevo libro, Con todo el corazón, demuestra que las mexicanas metidas en las lides partidarias podrán ser firmes y decididas, pero que en el fondo son ante todo románticas, sensibles, tiernas y muuuuy amorosas.

(Publicado en Milenio Diario, el sábado 5 de febrero de 2005)

miércoles, 2 de marzo de 2011

Mala influenza


Violencia, corrupción, ignorancia, inseguridad, desempleo, desesperanza, pobreza, dolor, aislamiento global, una clase política lamentable, una televisión de cuarta, un futbol de quinta y ahora, para colmo, como abierta señal del Apocalipsis, lo único que nos faltaba: una epidemia con visos de pandemia. ¿Pues qué carajos hicimos los mexicanos para que el cielo nos castigue de esa manera? ¿A quién ofendimos? ¿Por qué nos persigue semejante karma?
Escuelas con las clases suspendidas en el Distrito Federal y el estado de México; clínicas atiborradas de gente atemorizada al menor catarrito (sin alusiones financieras); cines, teatros, clubes y estadios cerrados; cifras contradictorias de contagiados y hasta de muertos por parte de las autoridades responsables; informes preocupantes de la Organización Mundial de la Salud. Demonios, ¿de veras está tan grave la cosa? Los gobernantes y los medios no hacen sino alarmar y confundir. ¿Se exagera el asunto, se le minimiza, se le sobredimensiona? ¿Qué chingaos pasa?
No sé si al final esto terminará como una falsa alarma y una mala anécdota, mas por lo pronto el hecho sí que nos tiene espantados. No obstante, hay algo que podría agravar la incierta situación: el manejo político que se le dé a este problema, justo en vísperas de que inicien las campañas electorales. Si priistas, perredistas, panistas, petistas y demás empiezan a atacarse los unos a los otros con el pretexto de la epidemia, nos esperan días aún más aciagos.
¿Cuál es y cuál será la influencia de la influenza en los días por venir? Nadie lo sabe a ciencia cierta y si algunos lo saben, nada más no lo dicen. El sospechosismo aflorará al lado del tremendismo y me temo que no faltará el líder mesiánico que lance una nueva y poco original teoría de la conspiración.
Por lo pronto, me quedo con la explicación que el pequeño Dereck, de cinco años, da sobre la causa de la virtual epidemia: “Una persona contagió a otra persona y esa persona contagió a un puerco”. ¿No es digna del realismo mágico?

Publicada en Milenio Diario el sábado 25 de abril de 2009

martes, 1 de marzo de 2011

Amor y drogas


Hay cosas que uno tiene miedo de hacer en su vida personal y cosas que los gobiernos (o, más claro aún, los Estados) tienen miedo de hacer en la vida de sus países. Aunque se conozca la verdadera solución a una situación sempiterna o a un problema grave, se rehuye a la misma por cobardía y se prefiere seguir en el hoyo o intentar remedios parciales y casi siempre inútiles.
Por ejemplo (1), hay quienes a lo largo del tiempo se empeñan en buscar al amor con personas que saben inaccesibles, imposibles por diversas circunstancias, y en cuanto se les aparece alguien que se muestra como un ser abierto y enamorado, lo rehuyen bajo cualquier pretexto. Miedo al compromiso, podríamos llamar al asunto.
Por ejemplo (2), hay gobiernos que a lo largo del tiempo se han empeñado en combatir al narcotráfico con medidas punitivas y violentas y en cuanto aparece alguien que les muestra que la única salida está en la legalización y el control estatal de todas las drogas, lo rehuyen bajo cualquier pretexto. Miedo al compromiso, podríamos llamar (también) al asunto.
“El amor es una droga”, cantaba Roxy Music en los años setenta. “La droga es amor” creían algunos utopistas en los sesenta. Hay mucho en común entre ambos conceptos (los dos pueden liberar a la mente, los dos nos pueden estupidizar), mismos que han estado al lado de la humanidad desde hace miles de años. Atractivos y repelentes a la vez, amor y droga son en el fondo dilemas filosóficos a los que habría que tomar de frente, como a un toro por los cuernos.
De vuelta al primer ejemplo: alguien maravilloso se te aparece y te brinda la posibilidad de la dicha amorosa. ¿La rehuyes porque tú tienes más de cincuenta años y ella sólo dieciocho? Toma al toro por los cuernos y juégatela.
De vuelta al segundo ejemplo: alguien juicioso se te aparece y te demuestra, gobierno, que puedes resolver el problema de las drogas mediante su legalización. ¿Lo rehuyes porque hay muchísimos intereses en juego? Toma al toro por los cuernos y juégatela.
Hay que romper la inercia.

*Publicado en Milenio Diario el sábado 17 de octubre de 2008.